Fue entonces cuando descubrió la atención primaria “en su pura esencia; en la montaña lucense, en condiciones difíciles de aislamiento y en las que una compañera y yo éramos el único recurso sanitario”. Comenta Abarca que fue así como la primaria “me enamoró”, con lo que se cumplieron las expectativas con las que se había imaginado su vida profesional, “con muchas más luces que sombras”.

“Imaginaba una vida profesional haciendo lo que me gustaba -añade-, ayudando a los demás, en un proceso de crecimiento personal, disfrutando del tiempo para compartirlo con mi familia. En definitiva, imaginaba ser feliz haciendo lo que me gustaba”.

El enamoramiento de Abarca fue tal que entre los momentos más dulces de su vida destaca “la elección por parte de mi hija de hacer Medicina de Familia; de alguna forma, creo que le he podido trasmitir el amor y la satisfacción de ser médico de Familia”.

Lo peor ha sido ver cómo en los años 90 los profesionales de la Medicina de Familia se enfrentaban entre ellos y que “los que teníamos alguna capacidad de influencia, no fuimos capaces de evitarlo”.

Abarca le diría a las nuevas generaciones de médicos que en la Medicina de Familia “tienen una especialidad apasionante”. Para no caer en errores del pasado, “a los que ya la ejercen les diría que los espacios que no se ocupan, inevitablemente son ocupados por otros, por eso es importante que la Medicina de Familia se involucre y pelee por los espacios que le son propios aunque, a veces, sea más cómodo abandonarlos”.

Dejar huella
Abarca ha publicado decenas de artículos en revistas relacionadas con su especialidad y en medios de comunicación sanitaria, y ha participado como docente o ponente en múltiples cursos y congresos autonómicos, nacionales e internacionales de su especialidad. Le gustaría ser recordado por sus pacientes como “el médico de cabecera de siempre; accesible; cercano; que intenta curar, a veces; aliviar, en ocasiones, y consolar siempre. Por mis compañeros me gustaría ser recordado como alguien que desde sus distintas responsabilidades siempre antepuso la profesión a cualquier otro tipo de interés”.

La Medicina y la sanidad españolas, y específicamente la atención primaria, “están pasando, en la actualidad, por momentos complejos, con importantes sobrecargas, recortes en recursos humanos, desmotivación… y en gran medida, jugándose su futuro en función de cómo se resuelva la Troncalidad”.

“Dicho esto, y a pesar de todo ello, tenemos una sanidad que todavía es de primera división, pero que está en riesgo de descenso si entre todos no ponemos los medios para corregirlo”.

“Tenemos una Sanidad de primera división, pero en riesgo de descenso si no ponemos los medios”

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